Buscando la hamburguesa perfecta
Hamburguesas hechas con exclusivo "blend" de carnes seleccionadas. Son molidas en el día y pesan 180 gramos cada una.
Partiendo de la base de que soy madre de millennials, podemos entender que la noción que tengo de las hamburguesas se acerca más a comida rápida y de un sabor, digamos, aprendido. Pero con el firme propósito de mantener la mente siempre abierta me encaminé al nuevo destino:
Bacon.
En un rinconcito de Villa Morra, rodeado de edificios nuevos y algún que otro árbol que caraduramente pelea por mantener su lugar, encontramos un muy bien montado contenedor en un ambiente informal y despojado, con mesas dentro, mesones bajo un techo iluminado y un sector al aire libre para quien guste disfrutar de las pocas estrellas que aún se ven en esa zona de Asunción.
Elegimos una mesa afuera para que Ginger pudiera corretear, aprovechando que el local es pet friendly, siempre que tu mascota se porte bien. Ginger se comportó como toda una señorita. El sistema es ágil y utilizan el autoservice: elegís tu hamburguesa, el acompañamiento, la bebida que desees, se paga y cuando el pedido está listo, se come.
La carta es simple e incluye varias opciones de burgers:
- La Cheeseburger (pan, carne, queso cheddar, pepinillos y mayonesa de la casa)
- La Cheesebacon (pan, carne, queso cheddar, bacon, pepinillos y mayo)
- La American Classic (pan, carne, queso cheddar, lechuga, tomate, bacon y mayo
- La Dijon Mushroom (pan, carne, queso mozzarella, bacon, champiñones salteados, cebolla caramelizada y salsa de mostaza de dijon antigua)
- La Asado Paraguayo (pan, carne de costilla, queso mozarella, cebolla a la provenzal, mandioca y mayonesa de chimichurri)
- La Bleu (pan, carne, queso azul, jalea de damasco, bacon y mayo) y, por último
- La Euroguaya (pan , carne, queso azul, bacon, rúcula, champiñones, más bacon caramelizado en miel de caña y mayonesa casera).
Los golosos pueden pedir una porción extra de carne y cualquiera sea la elección se puede acompañar con papas o mandiocas fritas. Para beber hay gaseosas, aguas y cervezas. Todas las hamburguesas están hechas con un exclusivo “blend” de carnes seleccionadas, son molidas en el día y pesan 180 gramos cada una.
El sistema es ágil y utilizan el autoservice. La carta es simple e incluye varias opciones de burgers. El local es pet friendly y tiene estacionamiento propio.
El dilema se planteó enseguida: éramos tres y teníamos que elegir alguna. Casi a ciegas, y porque estaba difícil la selección, decidimos pedir una Classic, una Dijon Mushroom y por último una Bleu. ¿Para acompañar? Papas fritas para todos. Quedó pendiente la Asado Paraguayo con mandiocas fritas, pero estoy segura de que a la salida de esta edición ya la habré probado. Para beber, una rica y fría cerveza.
La espera fue corta, la charla agradable y la cerveza estaba perfecta. Las hamburguesas llegaron impecables a la mesa. Bien servidas, espectacularmente montadas, bien paraditas y, paradójicamente, hasta se podría decir que elegantes. Me sorprendieron. Los que no estuvimos tan elegantes fuimos nosotros. Hicimos un tocorré de hamburguesas como quien juega al juego de la silla pero con burgers.
Valió la pena perder el porte, porque cada una de las hamburguesas que probamos estaban jugosas, con la costra bien dorada, la mayonesa casera con sabor a tal y el picante bien paraguayo. El pan que utilizan sostiene la carne y no se rompe y es muy lindo. De verdad les digo, es un pan lindo que acompaña perfectamente a la carne sin sacarle su protagonismo. Con esta visita aprendí dos cosas.
Primero, que la rapidez no siempre es inversamente proporcional a la calidad. Segundo, que no siempre es tan importante disfrutar el proceso antes de llegar al resultado, también se puede dejar que otro haga el proceso puertas adentro mientras te relajás con el producto final: una simple pero muy lograda hamburguesa con un montón de trabajo anónimo por detrás.