4 de Mayo de 2024
Ingrid Seall Müller: contemplar el instante

ingrid seall

Su sensibilidad artística se percibe en su sonrisa y sus gestos. Sus palabras revelan una mirada que va mucho más allá de la superficie. Ingrid Seall aprendió de su pasión, la escultura, a ver la vida desde todos los ángulos y a confiar en que cualquier cosa o situación puede reinventarse para potenciar algo nuevo. En una tarde de invierno, y en la tranquilidad de su hogar, compartimos una taza de café, primero, y unos mates, después, mientras desde su experiencia de creadora nos invitaba a encontrar lo profundo en lo cotidiano, en la contemplación de lo fugaz, que se vuelve mágico por que lo estamos viviendo.

¿Qué es para vos la experiencia de esculpir?

Es como una necesidad de retratar, de capturar un momento para reflexionar sobre él, para revisarlo “en lento”. La escultura casi siempre se ocupa de capturar un instante. Y en mi caso específico, que me inclino por la figuración, siempre se trata de elementos figurativos que están atrapando un instante.

Utilizás diversos materiales: cerámica, hierro, bronce… Contanos sobre ellos.

Cada material te da diferentes posibilidades: en cada uno encontrás potencialmente otro recurso y, cuanto más lo conocés, más podés crear y lograr. De chica hacía maquetas y esculturas con todo lo que encontraba. Después lo fui tomando más en serio y empecé con la cerámica, que te da una plasticidad y maleabilidad increíbles. Después conocí la nobleza del metal. Con el bronce, aunque el proceso es largo, complejo y pesado, el resultado es leve y flotante. Además, puede ser eterno, y eso es un compromiso grande, como decía Gustavo Beckelmann.

También creás esculturas del papel.

Por explorar empecé con el papel. Enseñando en colegios, me inquietaba la cantidad de libros y cuadernos que se descartaban. Objetos que alguien tocó, leyó, hojeó, en los que se invirtieron horas. Trabajo con papel maché, he mezclado papel con cemento, he reciclado cartones y utilizado el papel tal cual, con la resina, como para que se vea lo que era —una partitura, un libro— y resignificar el material. Lo nuevo se nutre de lo que era, no se borra la memoria de lo que fue.

¿Cómo influencia la escultura tu vida cotidiana? A veces las prioridades te superan, pero nunca apagás la necesidad de expresar lo que te inquieta, la necesidad de comunicar. Mi vida son las emociones que se traducen en la escultura. No podría ser yo, ni sostener un equilibrio si no fuera escultora y no pudiera plasmar ahí. Funcionan juntas o sino yo no funciono. Siempre digo a los chicos: no gastes ni un minuto de energía en negarte algo que te apasiona porque tarde o temprano vas a volver. Es un llamado, una vocación ineludible.

¿Qué desafíos son importantes en este medio?

Falta compromiso urbanístico que acompañe al arte, que el Estado o las municipalidades se ocupen de los lugares y las esculturas que podrían darle carácter a la ciudad. Las ciudades más hermosas están llenas de esculturas y acá falta demasiado todavía. El desafío es comunicar y llamar al público a mirar, al diálogo con la obra, lograr que se popularice. Hay que educar, pensar el espacio tridimensional.

¿También te animás a crear en la cocina?

Sí, cocino mucho, me encanta. A veces en casa hasta hacemos los vorí vorí con formas geométricas.

¿Ves algún paralelismo con la escultura?

En la fundición de bronce, después de armar la figura en arcilla y antes de llegar al metal, se pasa por la cera de abejas. Se sacan los moldes en cera y el olor, las abejas, todo recuerda a un proceso de cocina. Para mí, la cocina está conectada con el arte.

¿Algún plato que te recuerde el esculpir?

Cualquiera que combine ingredientes cocidos y crudos que se complementan. Me encantan los sabores contrastantes, ese intercambio.

¿Café, cocido o té?

Café, y cada vez es peor. Antes me gustaba todo, ahora quiero café todo el día.

¿Un ingrediente de cocina noble y moldeable?

El queso. Es lo más, va con todo.

¿Tenés algún ritual?

Sí o sí, cuando trabajo, tomo primero tereré o mate, dependiendo de la estación. No arranco sin eso.


Ingrid Seall Müller es escultora y disfruta de explorar diversos ámbitos artísticos. Es, además, licenciada en artes visuales, artista plástica, ilustradora, escenógrafa, docente en artes y fue bailarina de ballet y danza moderna. Descendiente de españoles y alemanes, creció entre varias culturas, lo que despertó en ella el interés por transmitir sus experiencias valiéndose del arte.

7 de Agosto de 2018

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