27 de Abril de 2024
La Granja D'André: Entumeciendo el paladar

Por Violeta Escobar

En un país donde 40 grados de calor es una sensación térmica común, no es extraño que sus habitantes se encuentren en una constante búsqueda de oasis refrescante, venga este en forma de botella o en pantalla de karaguata.

Y sumando la no menos importante variable de ser mediterráneos, nos propulsa una fuerza invisible obligatoria de atemperarnos a como dé lugar, en cualquier época del año.

El helado entonces, se convierte en una palabra que abarca no solo un tipo de postre más, sino un momento placentero que amansa nuestro anhelo de refresco eterno y es por excelencia el frío favorito de muchos.

Teniendo todo esto en cuenta, La Granja d André decide entonces ofrecer una experiencia de invierno artesanal durante todo el año y antagonizando la actual moda de consumir “liviano” ellos proponen casi desafiantemente todo lo contrario.

Sin utilizar esencias artificiales, nos encontramos con una verdadera crema helada artesanal que según promesa de su visionario y para el terror de los movimientos fit, este es sin duda el helado que “engorda de verdad”.

Un descaro conscientemente aceptado para disfrutar con culpa y aplicando algún mandamiento mentiroso como “el lunes empiezo el gimnasio”.

Ojos que no ven, balanza que no siente, fuimos con Machu y nos recibieron con una de las tantísimas especialidades de la casa: el vaso de helado de Granja d André (G 10.000) que tiene integradas galletitas crocantes de manteca con chispas de chocolate, más un fondente de triple chocolate que estira al amargo.

Luego nos invitaron un “Frutigranja” (G 15.000) que venía con crema americana y syrup especial de frutilla, excesivamente espeso, excesivamente delicioso y que poseía una textura que parecía haber sido inspirada en una película gore.

No contentas con eso, probamos el “Granjapuccino” (G 15.000) que tenía helado especial de café y estaba cubierto con salsa de avellanas (famosamente conocido como “Nutella”) el cuál me generó una crisis existencial: ¿podría este helado de café suplir mi dosis de cafeína diaria? Mi balanza y yo esperamos no saber nunca la respuesta.

Ahora, lo lindo de ir a “tomar” un helado, es que en realidad no existe un horario específico ideal para ello entonces si estás leyendo esto, podrías ir tranquilamente ahora mismo sin ninguna culpa de haber dejado a mitad el trabajo.

Los precios para la calidad del helado según lo que pude probar son un regalo del cielo, en donde un gran pizarrón reza lo siguiente:

  • Medio kilo: Gs. 25.000
  • Un kilo: Gs. 48.000
  • Vaso: Gs. 10.000
  • Vasote: Gs. 15.000
  • Cucurucho: Gs. 10.000
  • Cucuruchote: Gs. 15.000

¿Por qué digo esto? Porque estos helados artesanales se elaboran en menor proporción y con procedimientos manuales que hacen que su valor se duplique. En su elaboración se emplean únicamente productos frescos y, al contrario de los helados industriales como mencioné anteriormente, no se utilizan saborizantes artificiales, colorantes, ni conservantes. Tienen mucho menos aire incorporado y una textura muy cremosa y por supuesto muchas, muchas calorías.

Y, como si todo esto ya no sonara lo suficientemente hidalgo, nos cuentan también que los productos son exportados de Italia, agregando regocijo extra como placer instantáneo. Si era por mí me quedaba un poco más para seguir degustando los sabores que me faltaban. Si era por Machu nos quedábamos hasta el siguiente sábado.

Con sabores especial para el rekutu, la Granja d André te invita a meter cuchara en vaso ajeno y a compartir sus propuestas exquisitamente cremosas, especial para los que no se preocupan por el peso ni la culpa.

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14 de Junio de 2016

alacarta

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