29 de Marzo de 2024
Llegan las altas temperaturas y el vino blanco se convierte en una opción excelente, refrescante, que puede acompañar todas las comidas -no solo carnes blancas- o funcionar como aperitivo para compartir en la piscina.

Anteriormente, los vinos dulces no eran muy populares. Supongo que por el consumo casi excesivo de bebidas tipo frizzé y cierta confusión entre lo que es un vino abocado y una bebida alcohólica dulce creada en un laboratorio. Sin embargo, hoy los vinos blancos dulces son muy aceptados, sobre todo por el público femenino y, por qué no, pueden ser la invitación a iniciarse en el consumo de vino en un país de eterno verano.

Los vinos dulces tienen un elevado contenido de azúcares. Lo importante es saber de dónde proviene su dulzura, porque el sabor y la calidad de un vino dulce son muy distintos cuando se le añade azúcar, de cuando el azúcar proviene naturalmente de la fermentación de la uva.

Los vinos blancos dulces suelen ser densos y concentrados. Los que se obtienen naturalmente -por vendimia tardía o los ice wines que resultan de la congelación de uvas- tienen grado alcohólico menor. Generalmente son de uva Chenin Blanc o Moscatel, también hay variedades menos tradicionales como Viognier, Riesling o Semillon.

 

29 de Enero de 2018

Rodrigo Silvero

Podemos disfrutar de vinos dulces durante todo el año, pero nos llaman la atención y nos gustan más en verano, teniendo en cuenta que se sirven a menor temperatura que los tintos; a temperaturas entre 6º y 12ºC, dependiendo de si es un vino joven o con madera. También los vinos blancos son ligeramente más ácidos que los vinos tintos, esto les da frescura y suavidad que resultan en una sensación más refrescante en el paladar.

En esta ocasión, elegí un vino dulce muy veraniego que me parece ideal como opción para este clima: el Familia Gascón Dulce Natural. Es parte de la línea Familia Gascón que, según el enólogo de la bodega, Gustavo Marin, “es una línea de vinos jóvenes, con los primitivos aromas de cada variedad y la intensidad de la fruta fresca en boca’’.

La bodega mendocina Escorihuela Gascón fue fundada en 1884 por Miguel Escorihuela Gascón, un hombre visionario que dio origen a una de las empresas vitivinícolas de mayor prestigio de Argentina: Establecimientos Vitivinícolas Escorihuela, cuyo leit motiv desde el principio, fue lograr vinos de máxima calidad a través de una elección y cuidado de los cepajes, la elaboración bajo métodos artesanales y la permanente incorporación de tecnología. En 1992, un grupo de inversores liderados por la Familia Catena adquirieron los intereses mayoritarios de la bodega.

Los viñedos que producen las distintas variedades tintas y blancas se encuentran en Agrelo, Luján de Cuyo a 980 metros sobre el nivel del mar. Una zona privilegiada que garantiza la excelencia de la producción vitivinícola de donde proviene esta botella de vino dulce natural.

Tenemos entonces un blend de 50%, Chenin 40%, Sauvignon blanc y 10% Viognier. A la vista, se presenta de color amarillo suave con tonos verdosos. En nariz notas florales y frutales; como un cóctel de frutas. En boca, tiene una entrada fresca y liviana, donde la acidez se conjuga en forma perfecta con el sabor dulce del remanente de azúcar. La fermentación se realizó en 21 días en tanques de acero inoxidable a 13º C, interrumpida a los 50 g/l de azúcar residual. Es aconsejable servirlo a 6º C y es justo esa temperatura la que resalta su carácter frutal y su expresión dulce.

 


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