28 de Marzo de 2024
Un vino para despertar la boca

Family selectionSiempre consideré al Merlot como un vino de inicio; tanto como para seguir con otros tintos más potentes y secos, como para tomar una copa rápida en un almuerzo de negocios en pos del comienzo de una buena negociación.

Originaria de Bordeaux, así como la Cabernet Sauvignon, fue confundida en el Nuevo Mundo —en este caso en Chile— por la variedad Carménère. Todavía podemos encontrar algunos Merlot con notas picantes y especiadas, esto se debe a su antiguo y confuso pasado de compartir viñedos con la cepa emblemática del país andino.

También es una cepa que ha logrado un auge en el norte de Italia, por catalogarse como vino de excelente maridaje para pastas (con pastas rellenas es una buena experiencia) por su estructura media, notas frutales y sedosidad en boca.

Como vino de corte o como única cepa, siempre expresa un ligero dulzor y frescura. Podemos pensar que un monovarietal es algo aburrido, pero no es así. Tal vez no sea del interés de todos, pero el Merlot se encarga de ganar adeptos a través de su reciprocidad. Para los gozadores de la vida y del buen comer, estamos ante un compañero ideal, ya que potencia las dos cosas; en otras palabras, hace más rico al bocado de comida y mucho más rico al sorbo de vino.

Un gran ejemplo de este tinto, tan desarrollado en Chile, es el Luis Felipe Edwards Gran Reserva Merlot.

Proviene de climas más cálidos, del Valle de Colchagua específicamente, donde se encuentra la bodega. Actualmente, es uno de los viñedos más grandes de Chile, con una tradición familiar muy fuerte, 2000 hectáreas y una producción de más de 25 millones de litros.

Este vino está elaborado con uvas cuidadosamente seleccionadas de los mejores sitios de los viñedos, localizados en las regiones premium de cultivo. Envejecido durante 12 meses en barricas de roble francés y americano.

Notas de cata

Observamos, a primera vista, en la copa, un color rubí intenso y profundo. En nariz nos encontramos con que aromas primarios a frutas rojas y negras, cereza y mora forman la columna vertebral muy típica de esta variedad. Luego se despliegan notas confitadas para terminar en un bouquet recubierto de aromas a vainilla, moka y tabaco. En boca los taninos suaves y maduros brindan una gran sensación de volumen. Un final agradable y persistente.

Maridajes

Este vino ofrece una variedad de opciones; podemos arrancar con Merlot y después pasar a otros vinos más corpulentos o, directamente, acompañar toda la comida con Merlot. Eso es según el gusto de cada uno.

Para maridar posee un amplio abanico de posibilidades tales como platos con pescados que tengan un sabor fuerte y sean de composición grasa, como  el atún, bonito, salmón o bacalao. Pastas y arroces acompañadas de salsas con base de crema de leche, o salsas de tomate suaves o picantes. En cuanto a los platos con arroces, un risotto acompañado con una botella de Merlot es un match point.

También es elegido por los amantes de los asados, las carnes rojas a las brasas y estofados ligeros aderezados con hierbas u hongos.

Como aperitivo puede ir con quesos semiduros o también tipo brie, azul o cheddar. Es un fiel compañero de verduras grilladas o platos con legumbres.

Cuando llega el momento del postre a este tinto aterciopleado lo dulce no lo apaga, podemos seguir con nuestra copa de Merlot saboreando un volcán de chocolate o un queso fresco con dulce de guayaba o membrillo.


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18 de Septiembre de 2018

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